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El Master of Wine Fernando Mora destaca la calidad y personalidad de los vinos de altura y afirma que “están devolviendo el orgullo a la montaña”

Esperanza Peláez

 

El experto y viticultor destaca la necesidad de recuperar el cultivo del viñedo en las cumbres: “Hay que enfrentar dificultades, pero lo difícil siempre es más valioso”

El Master of Wine español Fernando Mora ha puesto el broche de oro a la cuarta edición de Andorra Taste con una cata dedicada a los vinos de altura donde ha reunido algunos ejemplos de la excelencia que se puede combinando una buena viticultura con una elaboración que resalte la mejor expresión de una variedad en un terroir concreto. “En la montaña, la vid se enfrenta al límite, y en ese límite entre el caos y la precisión es donde nacen los vinos que rozan el cielo”, dijo. En la sesión se abrieron vinos del viejo y del nuevo mundo, cada uno de ellos excepcional en su género y con una historia detrás.

Mora empezó por explicar que los vinos de altura son los procedentes de viñedos a partir de los 700 metros de altitud sobre el nivel del mar, y que los cultivados a más de 1.000 metros (cinco de los seis que se cataron), se consideran vinos “extremos”. “Hay una primera característica común a todos: su escasez”, dijo. “Únicamente el 3% del viñedo mundial es viñedo de altura, y esta altitud significa también aislamiento”.

Mora considera que es un buen momento para apostar por la viticultura de montaña. “En otro tiempo el viñedo se cultivaba en alto porque las tierras más bajas y fértiles se reservaban a cultivos como los cereales. Luego hemos pasado una etapa en la que las viñas se han escurrido montaña abajo, y ahora, en lugares como Jumilla, se está encontrando que la misma variedad del llano, alcanza expresiones inesperadas, interesantes y complejas cuando se planta a mayor altitud; algo que no solo beneficia a la calidad, sino al propio territorio. Con los vinos de altura estamos devolviendo el orgullo a la montaña”, comentó.

Pese a las distintas características que pueden exhibir los terruños montañosos, hay circunstancias comunes que los viticultores tienen que enfrentar: inclemencias climáticas, maduración irregular, importantes variaciones de temperatura (lo cual confiere complejidad), mayor estructura, mayor concentración de la fruta y más verticalidad. Vinos más frescos y complejos, muy limpios y nítidos gracias a la incidencia de los vientos (que impiden el desarrollo de muchas enfermedades), y sobre todo, muy minerales.

Como ejemplo de la calidad y personalidad que pueden desarrollar los vinos de altura, el Master of Wine llevó cinco vinos excepcionales:

-Escol Riesling 2015, de la bodega andorrana Bordas Sabaté, de un viñedo cultivado en terreno pizarroso a 1.190 metros de altitud.

-Zuccardi Polígonos Chardonnay 2023, del Valle de Uco (Mendoza, Argentina), de parcelas a 1.500 metros de altitud de suelos aluviales muy complejos y vinificado en depósitos de cemento.

-Fredi Torres Visperterminen Pinot Noir 2022, elaborado en colaboración con la bodega suiza St. Jodern-Kellerei, y procedente de viñas a 1.100 metros de altitud en la región alpina de Valais.

-La Calera del Escaramujo, Bodega Cerrón DO Jumilla, de la bodega Fuente Álamo (Albacete); monovarietal de Monastrell prefiloxérica cultivada a 960 metros sobre el nivel del mar en una parcela de cara norte con una inclinación del 17%.

-Cuesta Chica de Alcohuaz Garnacha 2023, Viñedos de Alcohuaz, Valle de Elqui (Chile). Una de las garnachas cultivadas a mayor altitud del mundo; concretamente, a 2.179 metros sobre el nivel del mar.

Para cerrar la cata, Fernando Mora descorchó una botella de Supersónico 2022, de Bodegas Frontonio (Alpartir, Zaragoza), su propio proyecto vitivinícola, comprometido con la viticultura de montaña y la recuperación de viñas viejas. “Este vino nació para demostrar a un crítico de vinos que se equivocaba cuando decía que en Aragón era imposible hacer vinos en altura. Busqué y busqué hasta que encontré una viña de unos 85-90 años a 1.030 metros de altitud”. Una garnacha fresca, equilibrada, elegante, vertical y mineral. “Hay que hacer este tipo de apuestas y encontrar lo inesperado”, animó.

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